#laCabañadeMadera


Ya estás dentro. Tienes trabajo. Lo has conseguido. ¿Ahora qué?. Pueden pasar muchos años donde te sientes cada día en la misma silla, tus pies acogen con metodología una forma impropia, pero te da igual. Extrañamente cada día entras con esa sensación de que algo va a mejorar, te dura 10 minutos.

Siguen pasando los años y tu recorrido, impensablemente para algunos ha ido a más, estás en el punto álgido de querer ser CEO, pero aún sientes que barres el despacho. 

En el oasis que supone aplicar magia a la mañana y escapar a esa isla, a las vacaciones con tu amado (el secreto) donde irrumpen las palmeras, el agua y los cocos. Entonces llegan noticias, las cosas van mal, es una empresa pequeña… y es entonces cuando ¡un momento! La empresa es grande ¿¡qué digo grande!? Es ENORME pero… también sucede, el problema es que las grandes empresas lo están pasando mal por eso , porque son grandes.

¿Importa el tamaño o la fórmula?

IMPORTAS TÚ. Encontrar a diario ese espacio que huele a hierba fresca, el lugar donde las ramitas arquean las ventanas entrando tímidamente hasta la chimenea, donde el suelo tapizado con listones de madera rugosa y fría acompañan el caminar de tus pies, el ciclo a tus pasos. No te quejes, es un intento inválido de solucionar los problemas. Construye, construye tu #laCabañadeMadera con la que todos soñamos de niños, sea en tu colina, en la orilla o sobre el árbol.

Despierta tu creatividad, el irte no solucionará nada. Pero si llega el traslado a otra empresa, lugar o proyecto, que incluya la Cabaña de Madera. En el fondo es obra tuya, es tu cabaña.


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