Cuatro Cortados



Abres de una hostia la puerta que deshonra los muebles, los duendes, las caricias, las demencias, las vehemencias, las cuñadas, las dos de diez entre varios y te sientas. Te sientas rodeada de humo comentado por los habitantes de este bar, que prefiero llamar “cafetería”. 

Se te acercan desde caja para robarte el gusto, le dices un cortado y dos croissants, matizas que “de los pequeñitos” el camello facultado por tu boca, sonríe y te pregunta si rellenos de besos, le dices que no, que normales, se va pensando en que te dirá a su vuelta. 

Cruzas una pierna y te hueles, hueles a maravillas. Abres el evernote de tu amado, tu lo llamas aventura, él mi vida. Escribes antes de leer la pregunta para hacer la respuesta, pieza rota que cae dudando si escribirse en el deshecho. Interrumpe el camello, el camello que galopa sobre un camarero cargado de autoestima para pedirte el número, el insta, el twitter, el gmail, el calzado, el sujetador, el top y la factura del último mes por si algo falla, saber donde vives. Detalla que te ha traído un corto y solo, dos croissants entre algodones rellenos de tus besos. Los muerdes. 

Un recién licenciado en ADE se sienta junto a tu mesa, tus croissants, el solo corto que no habías pedido y tus piernas cruzadas con el objetivo de que dejen de estarlo. Junto a su esférica sonrisa de dis y divisas, se sienta un abogado de traje, Blackberry y pulseras afeminadas. Te mira los pechos al tiempo que esboza sonrisa. Su sombra es ocupada por un ejecutivo al tiempo en que suena esa canción que hace terciopelos a las brujas. Tres de cuatro te miran los pechos, uno de cuatro las piernas. 

Vuelas, eres ciega entre el imbécil que solo un camello te ha cortado, te hiciste preguntas entre el cuento y la aventura. Tu aventura actualiza su evernote y círculos azules se elevan rodeando la vida en el llanto, él solo piensa en ti, entre trenes, viajes y tu sonrisa, tus pechos, esos tan hermosos que deben tener algún sentido mas que ser besados. Sonríes. 

El árbol se levanta del cenicero, en el momento en que cuando y parecía el final, dos horas caen de sus ramas. “Autoconocedoras” te dan, te mueves, te van, te comes, te dan te corr ves que nada es así. Y allí te encuentras tu, aún vestida y sentada entre...


…Cuatro Cortados